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El amor y sus lecciones

Hola a tod@s,

 

Hoy quiero hablar del amor y sus lecciones…

 

El enamoramiento, tal y como se entiende en psicología, es una serie de reacciones químicas que ocurren en el cerebro. Alteración de la concentración, la euforia, la reducción de la sensibilidad ante el dolor, la alteración del ritmo cardiaco para acompasarlo con el del amante, la ceguera, la dilatación de las pupilas… etc. El amor, en cambio, yo lo entiendo como algo más allá de lo físico, algo más espiritual.

La verdad que a lo largo de mi vida me he enamorado muchas veces y he amado pocas. No es del enamoramiento de lo que os quiero hablar hoy, si no del amor, tal y como lo entiendo, y de sus lecciones.

 

Hay gente que es capaz de pasar por la vida y dejar pasar amores de una manera superficial. Yo no soy una de ellas, de ahí probablemente que haga la distinción entre enamoramiento y amor. Afortunadamente, me he llevado aprendizajes de mis amores, creo que cada persona que aparece en tu vida te regala, al menos, una lección sobre ti mismo. Seguramente aprendes muchas cosas de la propia persona, de las relaciones, de las diferentes formas de entender la realidad, pero las lecciones más importantes, desde mi punto de vista, son las lecciones sobre tu propia persona. Esas son las que te “curten” y las que te ayudan en tu desarrollo personal, a veces llegan a base de palos, y otras, las mejores, a base de puro amor.

Los amores insanos y los sanos que suelen llamar.

 

Yo os quiero hablar de los dos grandes aprendizajes que he recibido gracias a mis dos grandes amores:

 

ESCUCHAR

Hubo una época de mi vida, cuando era mas “niña”, en la que vivía un poco ensimismada. Estaba pendiente de lo que me pasaba a mí, de lo que yo quería decir, de lo que yo quería hacer… tanto que a veces pecaba de egocéntrica. Estaba todo el rato en mí y muchas veces me perdía lo que pasaba a mi alrededor.

Tuve la grandísima suerte de encontrarme con una persona que, sin quererlo, consiguió sacarme de mí y hacerme más consciente de mi entorno, del impacto que yo, con mis palabras y mis actos, creaba a mi alrededor y de lo que le pasaba al de enfrente. Confieso que no fue un aprendizaje fácil, ya que los medios no fueron los más amables, pero si llevó a un fin que me sirvió de algo.

Cuando te quitan la voz te regalan el oído. Yo me quede muda, pero aprendí a escuchar. Y esto me enseñó que era capaz de empatizar con los demás, de leer entre líneas, tanto, que a día de hoy ha sido una de las habilidades que más me ha facilitado y ayudado a convertirme en coach. Así que sólo puedo estar agradecida.

 

RESPETO Y ACEPTACIÓN

Hay personas que tienen la suerte de cruzarse con alguien que les regala la lección más importante de su vida y que además, se la regalan envuelta en amor. Yo soy una de ellas. Existe una condición especial en las personas que son capaces de enseñar sin querer dar lecciones de nada, sino con el ejemplo. Estas personas son las que no pretenden cambiar a nadie, las que aman a los demás con sus virtudes y con sus defectos, las que son conscientes de lo maravilloso de las imperfecciones (porque no existe nadie perfecto).

Personas que dicen “te quiero” con todo lo que hacen y lo que dicen, porque ellos legitiman y aceptan. Son los que hacen de esta puta vida un lugar mejor porque devuelven la esperanza en el ser humano. Yo tuve la suerte de cruzarme con una persona así y la suerte de compartir mi vida con él y llamarlo mi amor.

Y es precisamente este el aprendizaje que me regaló, que no sólo cambió mi relación conmigo misma, con mi familia y amigos, sino con el mundo que me rodeaba, con la naturaleza y con la vida. Me enseñó a amar la vida tal y como es, legitimándola, aceptándola, y a encontrar la belleza en todo aquello me acontece, bueno o malo, porque todo me hace mejor. Irónicamente, el propio aprendizaje que me regaló durante nuestra relación sirvió de base para nuestra separación. Quizás esto es lo que me reafirma en mi convicción de que todas las personas que se cruzan en tu camino no lo hacen por casualidad, si no para hacerte más grande. Y con eso me quedo. Así que gracias, desde lo más profundo de mi ser.

 

Con este post quiero animaros a que hagáis un pequeño ejercicio de reflexión sobre las relaciones que habéis tenido “buenas o malas”, porque seguro os han dejado un aprendizaje de vosotros mismos importantísimo que merece la pena descubráis.

 

Os mando mucho amor,

Claudia

1 comentario 1

Pilar el

Me parece un relato precioso, por fin en tu vida has puesto alas que te hacen volar líbremente sin olvidar tus raíces.

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